“El auge de la cocina peruana ha tenido un efecto secundario inesperado”, empieza comentando Tim Atkin en su artículo para Harper Wine & Spirit, publicación posicionada en el centro de la industria del vino y spirits desde 1878, a través de su portal digital. No podemos separar el desarrollo de la industria del gastronómica de la escena del vino nacional; sin embargo, a pesar de que la primera avanza, experimenta y se posiciona a nivel internacional como una de las mejores en los último años a una velocidad sorprendente, la segunda todavía se considera joven y se aproxima a este auge con cautela. ¿A qué se debe esta diferencia entre industrias naturalmente complementarias? Atkin propone aquí una serie de razones como la prohibición temporal a la producción de vino nacional por Felipe II en 1595, el reemplazo de los terrenos de cultivo de uvas por algodón, factores naturales como terremotos y otros que han hecho que la industria del vino se considere secundaria frente a la producción de pisco, la ahora bebida nacional. Atkin hace un punto muy interesante sobre la historia, a veces desconocida, del vino local: Perú es la nación más antigua en el Nuevo Mundo en producir vino, con las primeras vides plantadas por colonos españoles en 1539. Para la segunda mitad del siglo XVI, Perú producía vino para Bolivia e incluso lo importaba a España (fue este éxito lo que impulsó su prohibición), a pesar de esta historia, la industria moderna del vino en el Perú es considerada como muy joven, con casi solo una década de trazabilidad. Lo que más resaltamos de las primeras impresiones de Atkin es la claridad con la que ha identificado la producción de vino local en dos escuelas muy marcadas, una muy francesa, enfocada en el desarrollo de uvas extranjeras como Cabernet Sauvignon, Sauvignon blanc, Malbec y otras variedades del viejo mundo reinterpretadas desde nuestro territorio y otra escuela enfocada en la innovación a través de la producción de uvas pisqueras o patrimoniales. La segunda, señala, podría ser la que nos posicione en el mundo del vino ya que rescata nuestra larga historia como país productor y nuestra identidad desde varietales peruanos. Sin duda este es un momento muy interesante para el vino nacional y no podríamos estar más orgullosos de los productores que hacen de nuestra industria un lugar entretenido, creativo y en constante evolución; además de quienes le dan un lugar importante al vino nacional en sus barras, cartas y mesas y lo acercan cada vez más al público general. Esto nos invita, si es que no nos obliga, a abrir un vino peruano para celebrar el momento. ¡Salud! Nuestras recomendaciones en vino peruano para comprar, guardar y abrir próximamente:
Bodega Murga: Pét-Nat Italia rosada, Alejandría 2021, Sophia L’Orange, Mollar y Agathodemon.
Pepe Moquillaza: MiMo, Albita, 1777.
Apu Winery: Sangiovese, Cabernet Sauvignon, Tannat.
Tacama: Hanan Sauvignon Blanc y Tannat-Carmenere, Toñuz, Origen Malbec/Carmenere, Selección Especial Blanco de blancos y Selección Especial Alicante Bouschet.
Intipalka: Cabernet Sauvignon-Petit Verdot e Intipalka n° 1.
Hay muchos más que nos gustaría compartir con ustedes así que próximamente les traeremos noticias en Sed sobre vino peruano ¡Atentos! Para comprar los vinos de esta lista conversa con nosotros por WhatsApp.
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